Son pocos en la oposición  y encima riñen entre ellos, se ofenden,  se despedazan, se aniquilan.

Vimos la semana pasada como la inútil de Lilly Téllez arremetió contra Santiago Creel y lo llamó perdedor. Ahora la senadora Xóchitl Gálvez se metió a la controversia y dijo que Téllez ganó la senaduría gracias al voto que jaló Andrés Manuel López Obrador. ¿Cuál  ganadora? Es una traidora.

A todo lo anterior hay que añadir que el líder del PAN, Marko Cortés acaba de anunciar que para ser candidato presidencial a los aspirantes se les va a pedir, entre otras condiciones, reunir por lo menos el 1 por ciento de  firmas del padrón electoral, reunidas en 17 estados, y que además tengan el más mínimo conocimiento social.

¡Bófanos! Pareciera que con estos dos requisitos el PAN quisiera quietarse de encima al alacrán de la Téllez, pues todo mundo sabe que es una  ignorante  y que no tiene  forma de reunir un millón de  firmas, porque carece de una estructura operativa.

La mujer está sola, nadie la soporta, porque es una ignorante y una engreída. Esta desquiciada.

Por cierto, extraña que Marko Cortés copie al Presidente Andrés Manuel López Obrador al sugerir que el candidato del bloque opositor sea escogido mediante encuesta.

El PAN siempre criticó a los morenos por preferir este método y aseguró que no es democrático. Ahora, de la noche a la mañana, Marko Cortés cambio de opinión y dice que esto permitiría a los aspirantes placearse por el país y tener contacto con la gente.

Hace varios lustros,  el PAN permitía este placeo. En 1994  vimos a un Diego Fernández de Ceballos que reunía multitudes, con discursos donde abundaban las frases lapidarias y los  datos duros. En esa campaña, Fernández  hizo polvo a Cuauhtémoc Cárdenas.

Los pleitos y desuniones entre la oposición, se replican en Tamaulipas y Nuevo Laredo.

A nivel estatal, el PAN está fraccionado en dos  bloques: uno, el de Cabeza de Vaca que se aferra en controlar al partido en busca  de  fuero  y el de los opositores, con personajes como José Sacramento Palacios y Arturo Soto, que nomás no crecen.

Aquí en Nuevo Laredo,  hundido el barco del panismo, varios personajes  ya se fueron al Movimiento Ciudadano, ya se les olvidaron las oportunidades que el PAN les dio y para mala suerte del  panismo, algunos de ellos traen las alforjas llenas de dinero, pero habrá que ver si quieren invertirle en el 2024. Para una campaña competitiva los azules necesitan no menos de 200 millones de pesos.

Encima, el PAN enfrenta las embestidas de los priistas  que por alguna razón prefieren  hacer política desde el PAN y  no desde el PRI y  obviamente  buscarán los primeros lugares de la lista de regidores.

Que no extrañe  que en el 2024, las primeras siete regidurías del PAN sean para priistas  que ahora se dicen panistas y se  haga  a un lado a los panistas de cepa, que los hay.