–Llegan familias completas y profesionistas–
Gastón Monge
Nuevo Laredo, Tamaulipas.- La aguda crisis económica, política y racial que viven algunos países de África, como Angola, Senegal, El Congo, Zambia y Camerún, sigue expulsando a sus habitantes, quienes deciden emigrar a otros países o continentes debido a una irracional persecución que puede terminar en el arresto o la muerte, debido a las guerras internas que padecen.
A pesar de sus riquezas extraídas de finas maderas, cultivos de café, algodón, tabaco, y de extensas minas de diamantes, oro, cobre y materiales como el Coltán, para la elaboración de celulares, más de la mitad de los habitantes de esos países viven en la extrema pobreza, otra razón que les obliga a huir de las dictaduras militares.
Estados Unidos es uno de los objetivos para muchos de ellos, por lo que han viajado hasta América del Sur y Centroamérica, para llegar a esta frontera. Desde que llegaron los primeros africanos aquí, en agosto, luego de un lastimoso recorrido de más de 17 mil kilómetros, siguen llegando pero ahora familias completas hasta ser 125 la cantidad de africanos que se encuentran en el albergue Amar, atendido por el pastor Aarón Méndez.
Dice Méndez que este flujo de africanos es algo nunca antes visto, pero que permite el intercambio cultural en la ciudad; algunos de ellos salen a las calles a solicitar ayuda económica o comida, casi mendigando, mientras son llamados por migración de Estados Unidos con la esperanza de que les otorguen la tan ansiada visa humanitaria, que ya dieron a 150 de ellos de agosto a la fecha.
Se les ve en las calles, cerca de centros comerciales y cruceros viales. Sencillos, simpáticos y con un español lírico se acercan a los automovilistas a quienes dicen: “Papi…papi. Guerra África…ayuda…”, lo que hace que las personas les apoyen con algo de dinero, y en ocasiones con alimento.
Siguen llegando
“Los van llamando, pero siguen viniendo más de otros países de África que no habían llegado, por lo que este flujo es cada vez mayor, y esto nos fortalece culturalmente por el intercambio de culturas que se está dando”, menciona.
Son 113 los que hay en el refugio, además de ciudadanos de países de Centroamérica, y los más recientes fueron 20 africanos que llegaron el tres de diciembre, entre ellos dos o tres familias completas de otros países de la misma región de África Central.
Se espera que en los próximos días lleguen a la ciudad más, ya que de acuerdo al testimonio de los que están en el refugio, hay muchos que vienen en camino desde África, y otros que están por ingresar a México por Chiapas, pero todos vienen con pasaporte y visa otorgada por el gobierno de México.
“Su situación es similar, y nos dicen que huyen de las guerras internas, por lo que decidieron venir a buscar refugio en Estados Unidos. Vienen con familia y niños, y pocos vienen solos”, explica Méndez.
A diferencia de ciudadanos de otras nacionalidades, los africanos son respetuosos de las leyes y costumbres de esta ciudad y de México, no son agresivos ni viciosos, ya que son más que solitarios, son familiares y muy unidos, y eso les facilitó el penoso tránsito de tener que viajar tantos kilómetros desde sus países de origen, y en el tránsito aprendieron a hablar un poco el español.
Debido a la diferencia en sus comidas, ellos elaboran sus alimentos con la ayuda que llega al refugio de parte de organismos altruistas y personas, para no enfermar, mientras esperan la llamada por parte de las autoridades migratorias de Estados Unidos, y eso ocurre hasta que sean atendidos los migrantes extranjeros que se encuentran solicitando asilo en el puente internacional uno.
Dramático testimonio
Camareo Teovich Beisanos tiene 22 años de edad, es originario de El Congo y llegó solo a Nuevo Laredo la noche del domingo. Estudió la carrera de programador en sistemas computacionales en una universidad de su país, pero debido a la violencia generada por las guerras internas, decidió emigrar para no ser asesinado.
Esta guerra se debe a que en El Congo hay muchas minas de oro que son explotadas por empresas extranjeras aliadas la dictadura militar del presidente de ese país, Joseph Kabila, quien es inmensamente rico desde el año 2001, y que aspira a un tercer mandato al frente del país; recibe el apoyo de las dictaduras militares de países vecinos que asesinan a la población y a los opositores como Camareo.
Dice que jóvenes de su edad los están enrolando a grupos disidentes para armarse y defender a su país, pero a quienes no se enrolan los asesinan y persiguen, “pero a mí no me gustan las armas y por eso salí de mi país”, explica con un español mezclado con francés, idioma oficial en su país, y algo de Lingala, dialecto predominante entre una docena de lenguas que hablan las diferentes tribus.
Camareo trabajó en una empresa como profesionistas en sistemas computacionales, pero la paga es poca incluso para personas como él, algo que motiva a emigrar incluso a Europa, ya que de acuerdo a estudios de organismos internacionales, El Congo se ubica en tres los tres países más peligrosos del mundo, y eso lo ratifica Camareo en su testimonio.
“Todos los días hay asesinatos de hombres, mujeres y niños, y a las mujeres las violan”, relata con fuerte voz, tal vez al recordar los peligros por los que pasó antes de salir de El Congo y los que existen en Angola, país vecino que ya cerró la frontera para evitar la migración masiva que se estaba dando.
Lo peor, de acuerdo a Camareo, es que no llega ayuda humanitaria a su país, ni medicinas a los hospitales, ni dinero para alimentar a su pueblo, y el que no muere de hambre, muere por las balas.
El silencio es abrumador, ya que los diarios nacionales no pueden narrar lo que ocurre en El Congo, pero dice que la única fuente de información es la Internet, y que a través de ese medio es como se sabe lo poco de la situación por la que atraviesa la región.
Este joven Congolés salió de su país el 16 de octubre en un autobús que le llevó hasta Angola, y de allí se embarcó por el Atlántico hasta llegar a América, apoyado por los integrantes de una Iglesia, ya que de ir solo le hubiera impedido el paso a Angola e incluso ser arrestado, debido al conflicto armado.
“La guerra es política y muy cruel, queremos derrocar al presidente porque autoriza la guerra y mata a nuestra gente, porque recibe dinero de países que quieren nuestras minas de oro, las que están comprando pagando dinero al presidente, y son soldados los que custodian las minas de Coltán”, explica.
El Coltán es considerado el oro negro del siglo XXI, y es uno de los motivos de las guerras en África Central sobre todo en El Congo, ya que se utiliza para la fabricación de las baterías para móviles. Computadoras y cámaras de fotografía.
En El Congo la Ley Fuga es permitida por el presidente, y de acuerdo a Camareo, muchos estudiantes de su universidad fueron asesinados por protestar y participar en marchas contra el régimen de Kabila, pero él decidió emigrar para no morir.