Tiempo de Opinar
Raúl Hernández
-El combate a la delincuencia, es permanente
-Murió Glafiro Salinas
-Con él, inició la debacle del PRI
Tiempo de opinar
Raúl Hernández Moreno
3-septiembre-2025
Es domingo uno de julio de 2012, por la noche. Glafiro Salinas Mendiola, se fue a descansar muy temprano, fatigado por la larga jornada electoral de ese día. Antes de dormir, tomó un par de paracetamoles, para reducir el dolor al día siguiente.
Poco después de las diez de la noche, lo despiertan, ante las insistentes llamadas telefónicas, que le ruegan a su familia que lo levante, para que le hagan saber que ha ganado la elección para diputado federal.
De la incredulidad, la familia y el propio Glafiro, transitan a la alegría, cuando revisan la información que les corrobora, que en efecto ganó. Rápidamente se arregló y se fue a la sede del Partido Acción Nacional para estar al lado de militantes y simpatizantes emocionados, porque nadie confiaba en la victoria.
Días antes, el 26 de junio, Glafiro cerró su apagada y gris campaña, con una caminata de 15 kilómetros, que duró cinco horas, desde el monumento a Venustiano Carranza, en la entrada del Parque Viveros, hasta Reservas Territoriales, atacados por un inclemente sol.
Pocas docenas de simpatizantes lo acompañaron y ningún directivo del partido, que en la campaña lo dejaron solo, sin dinero, con escasa propaganda, sin gente.
El triunfo de Glafiro marcó al PRI, que, desde entonces, no ha ganado una sola elección en Nuevo Laredo, pues si bien es cierto que en el 2015 ganó la diputación federal, fue con los votos que aportó la ribereña, pues localmente perdió.
Ciertamente su triunfo no fue resultado de su campaña, sino de la presencia de Josefina Vázquez Mota en la boleta presidencial y el hartazgo con el PRI.
Ganó haciendo una campaña raquítica.
Ya como diputado, se esforzó por reunirse con las fuerzas vivas, escuchar sus propuestas y llevarlas a la Cámara. Fue un servidor de la sociedad.
En el 2016, Glafiro Salinas compitió como candidato a diputado local, al lado de Carlos Canturosas para alcalde y Francisco García Cabeza de Vaca para gobernador y los tres ganaron.
Glafiro fue distinguido al ser responsabilizado de tomarle la protesta de ley a Cabeza de Vaca como gobernador y más adelante fue designado presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso.
En la década de los años setenta, Glafiro trabajó en el área gerencial del periódico El Mañana, en la época de las vacas flacas. Luego se convirtió en maestro de la UAT y tuvo como alumnos a unos jóvenes y escasos de recursos económicos, Eduardo Garza y Salvador Rosas que con el pasó de los años se convirtieron en potentados empresariales.
Glafiro se movió en un mundo aduanal corrompido, pero se mantuvo impoluto, porque prefirió una vida honrada.
Hoy, a los 79 años de edad, ha muerto y suponemos que lo hizo en paz y con la conciencia tranquila del deber cumplido.
En otro tema, el gobernador Américo Villarreal participó en la 51ª Sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública en la que se informó que los homicidios dolosos se redujeron un 49.3 por ciento en Tamaulipas y el robo de vehículos bajó a un 27.3.
En la sesión, encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum, el gobernador reiteró que el combate a la delincuencia es permanente y si bien es cierto que hay avances, nunca se podrá decir que es una tarea terminada.
Por su parte, el secretario de Seguridad Pública, Omar García Harfuch dijo que en 11 meses han sido detenidas 30 mil 700 personas por delitos de alto impacto, se han decomisado 240 toneladas de droga, se han incautado 15 mil 550 armas y se han destruido mil 356 laboratorios clandestinos.

