Vida Diaria
Rosa Elena González
Hasta en vacaciones se ve que en este mundo hostil y cada vez más lleno de maldad la gente se hunde en un mar de desaciertos, egoísmos, banalidades, rencores, envidias y frustraciones. Que muchos se pierden en un mundo materializado y deshumanizado, que no disfrutan de lo que tienen por andar correteando espejismos.
En esta vida todos debemos entender que por lo general la felicidad está en lo simple, el ver un nuevo amanecer, escuchar el trino de los pájaros, la sonrisa de un niño, olvidar rencores y frivolidades, tener paz, amigos verdaderos, amor y armonía familiar
Cierto es que la naturaleza humana es perfecta, aunque compleja, todos tenemos la capacidad de albergar los mismos sentimientos y cada quien los manifiesta de acuerdo a sus necesidades, conveniencias, complejos, frustraciones o estabilidad emocional, y está en cada persona darles el cauce correcto a las cosas antes de que sea demasiado tarde.
Es verdad que desde el inicio de la creación los sentimientos se confunden, unos se entrelazan con otros para lograr un fin, pero siempre será bueno tener la sabiduría para tomar lo bueno de cada uno de ellos, hacer la vida llevadera, feliz y generar entornos afables para quienes nos rodean.
Dicen que la discordia, la ira y la ambición van de la mano, entre las tres son capaces de desencadenar los peores conflictos del hombre, que en ocasiones le hacen perder la razón, oscurecer el alma y endurecer el corazón, tarde o temprano traen desgracia, por lo que con esos sentimientos se tiene que tener precaución.
Que la intriga y rumor corren por los pasillos de lo incierto, tratando de cobijarse en la verdad, pero la mayoría de las veces van envueltos en la mentira, el caos, desconsuelo y hasta tragedias, con eso se debe tener mesura.
Los celos van acompañados de la intriga y la curiosidad envenenando almas, sembrando desconfianza. En estos casos la buna comunicación es la solución.
La justicia se acompaña de la verdad y aunque deberían estar sobre cristalinas aguas, muchas veces se esconden en ríos revueltos de maldad, mares profundos de intolerancia, oscuros rincones de conveniencia, hoy día se tiene que tener mucha sabiduría para encontrarles y encaminarles por el camino del bien.
La esperanza y los sueños se acompañan y avanzan por empedrados senderos, donde los obstáculos pretenden no dejarles llegar al final feliz, pero siempre se debe continuar, porque los sueños son para realizarse y la esperanza es la última que debe morir.
La envidia, esa maldita que nubla los sentidos y envenena el alma, siempre va acompañada de la cizaña, las dos hacen daño, pero dañan más al ser en el que viven, del que se alimentan, porque no les dejan ser felices, siempre estarán mirando y envidiando en lugar de actuando, disfrutando, aprovechando el tiempo para ser mejores.
La lealtad va de la mano de la gratitud se apoyan en el respeto para proteger lo bueno de la vida evitando que la envidia les mal aconseje y caer en la tentación, la conveniencia y la desilusión.
La ignorancia muchas veces es acompañada de la soberbia tratando de hacer caer a la humildad que busca la manera de hacerles entender que el más sabio debe ser tolerante y las lecturas de la vida saberlas leer.
Siempre se ha dicho que el amor va acompañado de la locura porque por culpa de ella perdió la visión y la razón y solo escucha lo que le dicta el corazón, aunque a veces caiga en decepción.
En fin, lo cierto es que la vida se debe vivir con pasión, amar con el corazón sin perder la razón, saber diferenciar todos los sentimientos, desechar los pensamientos oscuros y albergar los buenos, porque esos son los que dan plenitud, felicidad.
Recordar que no todo lo que brilla es oro, es decir, no deslumbrarse con cosas efímeras, que no siempre las cosas materiales dan la felicidad, que siempre será mejor caminar por el sendero del bien, tener tranquilidad, equilibrio emocional, abrazar lo que se tiene y trabajar por lo que se quiere.