Gastón Monge/2489
- Resurgen los temidos ‘halcones’ con AMLO
- Fue una manifestación orgánica
- Carmen Lilia afianza sus aspiraciones
Los ecos de la marcha contra la corrupción, la inseguridad y la impunidad, convocada el pasado 15 de septiembre por una parte de la sociedad mexicana a la que de manera sistemática el oficialismo siempre ha ignorado, ya traspasó fronteras y sus efectos tendrán sin duda repercusiones muy importantes en la vida social y política del país.
Lo peor de esto es que la presidenta Claudia Sheinbaum no solo aprobó la violencia en contra de los manifestantes, sino que los criminalizó, ignoró sus demandas, abrazó la violencia de la policía y no aplicó la ley contra el llamado bloque negro, un grupo de anarquistas tendenciosos existentes desde los movimientos sociales de 1968 y 1971 (halcones), pero que resurgieron desde el 2018, con el ex presidente López Obrador para impedir todo tipo de oposición a su Proyecto de Nación que debía consolidarse con un gobernante que le diera continuidad a una incipiente y naciente clase política que monopolizara el poder.
Los hechos violentos del 15 de noviembre no tienen relación con la marcha pacífica de los jóvenes de la llamada generación ‘Z’ o GZ, ya que dicho grupo tenía como objetivo claro generar violencia, incertidumbre y temor entre los manifestantes, para dispersarlos y que no llenaran la plancha del zócalo, lo que no se logró.
Sin embrago, quedó claro que la idea del gobierno era impedir que llegaran al zócalo y quedara como evidencia de una convocatoria y una marcha sin objetivos ni demandas claras, aunque lo que sí fue es que esta marcha de jóvenes, de hombres y mujeres maduros, de políticos infiltrados fue el claro ejemplo de una manifestación social orgánica.
En efecto, a los ojos no solo de los mexicanos que la vivieron físicamente, de quienes la observaron en redes sociales y medios de comunicación, sino también a los ojos de la comunidad internacional, no fue una marcha desorganizada, no, fue totalmente una manifestación social orgánica.
¿Por qué orgánica? Porque surgió de manera espontánea, natural, independiente, con poca o nula influencia político partidista, porque surgió del seno mismo de una sociedad inconforme con el actual gobierno y su gobernante que aplica una fallida estrategia de seguridad hacia afuera, y una política de complicidad hacia adentro del aparato gubernamental.
A los ojos de millones de mexicanos y de extranjeros que aún analizan este movimiento, fue una marcha o manifestación impulsada por un alto sentido de responsabilidad social y de identidad con los líderes sociales que han sido asesinados, pero más con el alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, evento que prendió la mecha.
Los múltiples problemas que afectan a los mexicanos, la insatisfacción al no ser resueltos, la impotencia de no ver respuesta claras, y el temor de vivir en un estado de derecho flagelado, mutilado e infiltrado por la delincuencia organizada y la inseguridad, le dieron a los participantes en esta marcha un alto sentido de identidad compartida, no planificada pero con objetivos muy específicos.
Fue una denuncia pública generalizada, un alto a la inseguridad, a la impunidad y a la corrupción, demandas legítimas que el gobierno de Claudia siempre ignoró, pese a la autenticidad de ese movimiento colectivo, a esa lucha que nació desorganizada con el PRI y con el PAN, pero que ahora con Morena cobra autenticidad.
La falta de seriedad de la presidenta, su soberbia, su negativa a aceptar sus errores, su evidente protección a la impunidad, la corrupción y el nepotismo que existe entre los integrantes de su gabinete, han sido motivo constante que provocó en parte la informidad de los manifestantes orgánicos.
Echar culpas al pasado alimenta el descontento, trasladar los errores a actores extranjeros estimula la inconformidad, y no solucionar los graves problemas nacionales es sinónimo de falta de liderazgo, de la ausencia de capacidad para influir en la sociedad, de falta de motivación en la toma de decisiones. Es pues ausencia de un líder, de un individuo o persona que carece de aceptación o aprobación entre la sociedad.
La ausencia de un liderazgo efectivo para conducir al país, hace que se desmorone poco a poco, por la falta de fortaleza y de honestidad para mirar y hablarle de frente a millones de mexicanos inconformes y hastiados del mismo discurso evasivo y mentiroso, contradictorio y cómplice de quienes están saqueando a México.
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Mucha actividad ha tenido en estos días la alcaldesa Carmen Lilia Canturosas, tanta que hasta ha acudido a otros lugares del país y de Tamaulipas a promocionar los beneficios que ofrece esta ciudad en materia de inversiones.
Lo mismo entrega equipo, vehículos y equipo táctico a los bomberos y elementos de protección civil, como inaugura un campo de beisbol en el Instituto Tecnológico, o acudir a algunas colonias para inaugurar obras de pavimentación de calles, de recarpeteo y bacheo, y hasta obras hidráulicas de amplio beneficio social.
No cabe duda que esta funcionaria trabaja por iniciativa propia y bajo la convicción de que hacerlo es más un compromiso que una obligación, tal vez por ello figura ya en el plano aspiracional como una de cuatro mujeres que pudieran ser la candidata para suceder al actual gobernador de Tamaulipas.
¿Sabe usted amigo lector quienes son esas cuatro aspirantes que ya figuran en el plano pre electoral? Sepa usted que algunas de ellas son señaladas por posibles acto de corrupción y sus nexos con el crimen organizado, pero aquí solo les daré los nombres que ya se mencionan en la geografía tamaulipeca.
Maki Ortiz, ex alcaldesa de Reynosa dos veces y actual senadora; Olga Sosa, senadora; Tania Contreras López, magistrada presidenta del Poder Judicial de Tamaulipas; y la dos veces alcaldesa de Nuevo Laredo, Carmen Lilia Canturosas.
Todas ellas llevan a cabo una intensa actividad proselitista en diversos municipios de Tamaulipas, ya sea en actos públicos como invitada o promoviendo otras actividades de su municipio, como lo hace Carmen Lilia.
Y aunque parezca aún muy temprano para ello, tal parece que el gobernador lo consiente porque no ha dicho nada como sí lo hicieron en su tiempo otros gobernadores.
Otros alcaldes de Nuevo Laredo han aspirado a la gubernatura, como Horacio Garza Garza, Ramón Garza Barrios y Carlos Cantú Rosas, pero sus aspiraciones no fueron bien vistas por los entonces gobernadores, quienes de tajo les cortaron sus intenciones.
Esperemos que en esta ocasión el gobernador Américo Villarreal no vea con malos ojos las intenciones de la alcaldesa de Nuevo Laredo, y que a Carmen Lilia no le afecte el síndrome de su hermano y le abra la puerta a sus aspiraciones. ¿Porque sería bueno que esta frontera ya tenga un gobernador. ¿No lo cree así usted amigo lector?
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Hasta mañana
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