By De Primera
Arabela García
Sheinbaum al mando: que tiemblen los corruptos… si es que no están en su equipo
Por más vueltas que uno le dé, hay cosas que simplemente no cuadran… o más bien, cuadran demasiado bien cuando uno mira con ojo crítico. Resulta que, de la nada, aterriza en Matamoros el nuevo jefe de la Oficina Fiscal, Felix R. Gamundi, directamente importado desde Reynosa: el sobrino de Ricardo Gamundi, ese mismo que se ha vuelto el chef de las encuestas “a la carta”, donde el menú incluye subir o bajar candidatos según el antojo (o el billete).
Y sí, sorprende —aunque no tanto— que este personaje, con apellido que huele a encargo a modo, caiga justo aquí como flamante representante del Gobierno del Estado. ¿Coincidencia? Ni por error. Desde hace rato se le ve merodeando muy cerca del gobernador Américo Villarreal, así que no hay que ser Sherlock para suponer por dónde viene el balazo.
Matamoros no tiene quien le fiscalice… así que mandaron uno de Reynosa
Las hipótesis sobre este movimiento son tres, y todas igual de sabrosas:
- O el secretario de Finanzas y/o el gobernador no tienen a nadie de confianza en Matamoros. Lo cual sería alarmante, considerando que es una ciudad clave.
- O prefieren que no haya testigos incómodos en la oficina fiscal, no sea que alguien descubra lo que realmente se mueve ahí dentro.
- O de plano les da igual imponer un jefe foráneo como enlace del estado, aunque se vea, suene y huela a dedazo.
¿Y qué mensaje manda esto a los matamorenses? Que aquí ya ni la representación local se respeta, que hasta para encargados de oficina fiscal hay “cuotas de confianza” y que, si eres de Reynosa y llevas apellido influyente, puedes llegar a donde sea… incluso a donde no te llaman.
El efecto Sheinbaum y la sombra de los capos
Mientras tanto, en el panorama nacional, lo que estamos viendo parece una telenovela de Netflix con tintes de documental: detenciones importantes, extradiciones históricas y declaraciones que podrían hacer temblar los cimientos del sistema. ¿Presión de EE.UU.? Seguramente. ¿Voluntad política? Quizá también.
La entrega de los Chapitos y la colaboración de Ovidio no es poca cosa. Si las cosas siguen así, no será raro que pronto empiecen a salir nombres de expresidentes —sí, esos mismos que según la serie de “El Chapo” andaban metidos hasta el cuello—. Si Claudia Sheinbaum quiere ganarse el respeto de los mexicanos y borrar esa sombra de continuidad de AMLO, más le vale continuar por esa línea: que la justicia no tenga excepción, ni apellido, ni fuero.
Porque si de verdad quiere hacer historia y no ser sólo “la primera mujer presidenta”, necesita que los delincuentes la teman, no por gritos, sino porque aquí ya no se tapa a nadie.
Los “Harfuchs” del norte y la limpia que urge
En ese tenor de superhéroes, Omar García Harfuch se ha convertido en una especie de Batman con chaleco antibalas. El único detalle es que, mientras va tras narcos, el FBI lo sigue de cerca. ¿Aliado o perseguido? El tiempo dirá.
Y en Matamoros no nos quedamos atrás. Aquí tenemos a nuestro propio Harfuch tropicalizado: Jeu Silva, secretario de Seguridad Pública, quien anda pescando rateros de escuelas con una energía que, sinceramente, ya hacía falta. Pero no se queda ahí: prepara operativos nocturnos en colonias, así que, si usted es malandro, vaya ajustando su despertador… ¡pero para dormirse temprano!
Visa, rumores y enemigos…
Y para rematar, el tema favorito: la visa del gobernador Américo Villarreal Anaya. Que si se la cancelaron, que si fue advertencia, que si todo es un montaje. Pues si el gobernador muestra su visa, punto para él. Pero si no, el silencio será elocuente. Lo cierto es que enemigos no le faltan: políticos, empresarios, periodistas, y uno que otro “aliado” con navaja en mano.
Así que, entre nombramientos sospechosos, justicieros del norte, extradiciones de película y la sombra de los gringos, la política mexicana sigue confirmando que aquí, la realidad supera al guion más loco. Pero bueno, mientras tanto, a seguir viendo cómo desde Reynosa nos mandan jefes… y a rezar para que al menos sepan dónde queda el periférico de Matamoros.
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