De Primera
Arabela García
De Borregos a Afiliados: ¿Estamos Retrocediendo en la Lucha por la Democracia en México?
En el teatro político mexicano, el escenario parece repetirse una y otra vez. Aquellos que hace apenas unos años se alzaban en contra de las prácticas del pasado —los “otros”, el PRIAN— hoy se visten con las mismas ropas que criticaban. Morena, el partido que llegó prometiendo un cambio radical, se encuentra inmerso en una danza que recuerda a los viejos tiempos de los grandes partidos que gobernaron el país con mano de hierro y voto corporativo.
El reciente movimiento de Morena para afiliar a 2.5 millones de maestros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) a sus filas es un claro ejemplo de esta paradoja. A pesar de que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador proclamó una lucha contra los sindicatos y el corporativismo, ahora se propone amarrar el voto de miles de docentes, vulnerando la misma ley que prometía defender. La Ley General de Partidos Políticos prohíbe explícitamente la afiliación corporativa, pero esta advertencia parece ignorarse en nombre de la ambición electoral.
El lema de la 4T, que solía resonar con promesas de democracia y transparencia, se convierte en un eco vacío cuando vemos cómo el líder del SNTE, Alfonso Cepeda Salas, se convierte en un portavoz de Morena, prometiendo sumar no solo a los maestros, sino también a sus familias y amigos. Esta búsqueda desmedida de afiliados recuerda a las tácticas de los viejos políticos que tanto se criticaron. ¿Estamos realmente avanzando hacia una transformación democrática o simplemente retrocediendo a las mañas de antaño?
La contradicción es aún más evidente cuando observamos la manera en que Morena ha reclutado a figuras polémicas del PRIAN. Al aceptar a ex priistas y panistas, se diluye la promesa de un cambio radical. Se trata de un juego de poder donde el fin parece justificar los medios, dejando de lado el ideal de una política más justa y equitativa. ¿Qué ha cambiado, entonces? Las formas pueden variar, pero las mañas permanecen.
Los Otros, los de Antes: ¿Avance o Retroceso?
El discurso de los líderes de Morena, que claman por un trato privilegiado para los trabajadores de la educación, es revelador. Al final del día, el verdadero beneficiario de estas alianzas no son los maestros, sino los dirigentes que buscan consolidar su poder. Este uso del voto corporativo no es solo un retroceso, sino un recordatorio de que las luchas del pasado por la democracia siguen sin ser resueltas. Los “borregos”, como se les llamaba a los agremiados, han descubierto que sus líderes solo buscan el propio beneficio, y ahora se intenta obligar a esos mismos maestros a alinearse con un nuevo partido que, en esencia, actúa como sus predecesores.
Morena, al igual que el PRIAN en su momento, parece dispuesto a utilizar todos los recursos a su disposición para asegurarse el triunfo electoral. La entrega de tabletas digitales para facilitar la afiliación y la promesa de una multiplicidad de votos es un acto que, más allá de la modernización, refleja una práctica política que parece estar anclada en el pasado.
La pregunta que debemos hacernos es: ¿qué tipo de transformación estamos dispuestos a aceptar? Si el camino hacia el cambio implica adoptar las tácticas que alguna vez denunciamos, ¿no estaremos dando un paso hacia atrás en lugar de avanzar? La política mexicana necesita urgentemente un giro hacia la verdadera democracia, donde la voz de cada ciudadano cuente, sin la influencia de las estructuras corporativas que solo buscan perpetuarse en el poder.
En este ciclo de promesas y contradicciones, es imperativo que los ciudadanos mantengan un ojo crítico. La historia nos ha enseñado que la lucha por un cambio verdadero no se gana con alianzas espurias ni con el uso del voto como herramienta de control. La transformación que México necesita debe ser auténtica, y no un mero reflejo de las viejas prácticas que hoy parecen renacer bajo nuevas siglas.
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